viernes, 11 de noviembre de 2011

4ª entrega tesina "mito y metapsicología"

LA METAPSICOLOGIA
En la carta dirigida a Fliess del 10 de marzo de 1889, Freud escribe:
“Me parece como si con la teoría del cumplimiento de deseo sólo estuviera dada la solución psicológica, no la biológica o, mejor metapsíquica. (Por otra parte, te pregunto seriamente si para mi psicología que lleva tras la conciencia es lícito usar el nombre de “metapsicología”) Biológicamente, me parece que la vida onírica parte por entero de los restos de la época prehistórica de la vida.”1
Desde entonces considera necesario inaugurar, o mejor, instaurar un nuevo paradigma desde donde poder dar cuenta de sus hallazgos en cuanto al material psíquico se refiere para poder hablar de las cuestiones que acaecen en el inconsciente y que con lo que se contaba hasta ese momento –sea literatura, filosofía psicología o neurología- no contaban con los supuestos que le satisficieren; es se dice la psicología del inconsciente. Assoun señala
“El trayecto freudiano que conduce a este término es diametralmente simétrico: permanece en el ámbito mismo del concepto de ciencia –lo que lo vuelve ajeno a toda tentación “ocultista”-, introduciendo al mismo tiempo en la ciencia el pensamiento de procesos –inconscientes- que ésta rechaza.”2
Freud, dice Ricoeur
“ve y verá en la ciencia la única disciplina del conocimiento, la única regla de absoluta honestidad intelectual, una visión del mundo que excluye cualquier otra y sobre todo la de la antigua religión”3
desde ahí intenta asirse entre la ciencia hasta el momento reconocida y experimentada, pero insistiendo en un más allá de la biología. Al respecto Scarfone menciona:
“El término metapsicología hace aquí su entrada con una clara referencia a la unión que Freud estima necesaria entre psicología y biología, la metapsicología se basará por completo en el concepto de pulsión…La biología freudiana, de todos modos, será una biología “extendida” mejor conocida como metapsicología.”4
Al considerar agotada la ciencia que tiene a mano para explicitar los avatares del sujeto, recurre al inconsciente y las fuerzas que en el operan, lo que despliega un nuevo panorama para indagar acerca de los actos y por supuesto de los síntomas.
Assoun escribe
“Es claro que la hechicera hace su entrada cuando los recursos “naturales” no bastan y es preciso echar mano de los artificios del arte…hechicero, en femenino.”5
Si bien se dijo anteriormente que no es esoterismo en el sentido común del término, parece contar con los puntos distintivos de la invocación –a un Otro, se ha de plantear posteriormente- no de espíritus ajenos, no de fuerzas sobrenaturales, pero si del orden de lo desconocido.
Ahora partirá del supuesto del inconsciente para edificar la metapsicología, ubicándolo -por necesidades elementales- en un aparato, el psíquico como heredado del modelo de la física, que si bien es planteado ya desde el “Proyecto de psicología”, con el trabajo posterior va mudando, como lo explicita Ricoeur
“La tópica conservará siempre un carácter ambiguo; se la podrá considerar a la vez como un desarrollo de la teoría primitiva del aparato psíquico y como un largo proceso para desembarazarse de ella.”6

Para Assoun,
“se trata de dar cuenta- mediante un dispositivo articulado y articulable, del funcionamiento del aparato que sustenta a la psique- de la vida psíquica propiamente inconsciente… “instrumento que sirve para las acciones psíquicas”, término que recuerda que Freud considera a la psique como un conjunto de acciones o funciones, cuyo “modo de producción” puede ser representado gracias al aparato psíquico. Esta “maqueta” permite visualizar los procesos en un espacio que representa sus desplazamientos de fuerzas y cantidades.”7
Una vez establecida la topología, plantea las fuerzas que operan en este aparato, la dinámica que opera y la económica del gasto energético, construyendo la categoría conceptual princeps de la metapsicología como es la pulsión.
Cabe mencionar que esta categoría no es la única contenida en la construcción epistemológica, pero si el pilar central a partir del cual desarrollar los subrogados metapsicológicos, como la represión, en tanto considerará necesario desplegar las vías y las formas de que esa energía se despliega.
El texto sobre “Lo inconsciente”, junto con el de “La represión” y “Pulsión y destinos de pulsión” cimentaron el cuerpo teórico de la metapsicología en términos de “causalidad psíquica” dice Assoun, más que de fenomenología.
En el texto de “Lo inconsciente” Freud señala:
“Nuestra tópica psíquica provisionalmente nada tiene que ver con la anatomía, se refiere a regiones del aparato psíquico, donde quiera que estén situadas dentro del cuerpo, y no a localidades anatómicas”8
La metapsicología no se enfoca únicamente en el terreno de la psique inconsciente; la conciencia está igualmente considerada pero desde la hipótesis del inconsciente. Freud consigue con la metapsicología cimentar el sustrato necesario para desplegar las construcciones conceptuales más allá de la psicología sustentada en el aparato de la conciencia, en un movimiento que le permitirá incluir esta conciencia como un elemento más. De ahí el nombramiento de psicología de las profundidades.
“El «aparato psíquico» no es entonces únicamente una «convención», es una elección epistemológica y, de manera más material, una opción antropológica…Correlativamente, la conciencia deja de ser un principio para convertirse en el referente de los sistemas preconsciente/ consciente dotados de propiedades propias”9
El «inconsciente freudiano» queda entonces como construcción epistémica, y como objeto metapsicológico ya no como descripción o fenomenología; aparte quedará la discusión sobre si es un invento o un descubrimiento. En concordancia y consecuentemente, la pulsión y las fuerzas que operan en el aparato psíquico serán materiales para dilucidar desde una perspectiva diferente, en tanto la epistemología del psicoanálisis así lo permite, lo cual evidentemente ha marcado una diferencia considerable respecto a otras perspectivas que dan cuenta del enigma del ser humano.
La pulsión como pilar y el sistema Icc. Son las coordenadas desde donde se realiza el análisis de las pasiones y sus avatares. Es desde Freud consideró poder dar cuenta de los avatares del alma, representando en la pulsión la esencia misma de esta.

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